JULIO 10 al 17
Me levanto al alba. El cielo que empieza a abrirse no tiene un color azul de fondo. Más bien un gris homogéneo nos saluda. Un respigo me recorre el cuerpo. Estoy descalza y tengo frio. Miro el termómetro del porche y me sorprende ver 10grados!!.
Estamos a 10 de julio; Ayer el calor y un sol radiante fueron los protagonistas. Hoy sin embargo esta invernal. Como hace tantos años que no paso el principio de verano en Asturias, llego a la conclusión de que estos cambios radicales deben de ser normales.
La mañana discurre ocupada en los últimos preparativos y el frio desaparece rápido. No hay como moverse para entrar en calor. No me queda mucho tiempo para terminar mis quehaceres ya que a las 18:00h el bosque acogerá a un grupo de gente de diversos orígenes que vienen a disfutar, compartir, moverse, explorar y descansar durante 7 dias aquí con nosotros, en este corazón verde astur. Me hubiese gustado que el calor les saludase pero contra el tiempo no hay nada que hacer.
Un poco de fresco tambien sienta bien!
El grupo desembarca en el bosque. Vienen de Londres, Baleares, Madrid, Barcelona, Elche, País Vasco e incluso de Africa y Australia. A cada cual más interesante, con mucho que contar. Las lenguas se entremezclan y me encanta. Por las esquina de vez en cuando sorprendes una conversación en vasco o catalán, en inglés, en medio castellano mezclado con todo lo demás … sin que esto suponga ningún tipo de barrera, sino todo lo contrario, mezcla cultural!!
Todos son diferentes y de todas las edades pero todos llegan aquí con la misma intención de respirar, cuidarse, mejorar y reir. Unos son veganos, otros vegetarianos y a otros nos gusta el jamón pero todo fluye, la flexibilidad en todos los sentidos flota en el aire.
Y los días se suceden entre sol y nubes, yoga, estiramientos, momentos compartidos alrededor de una buena comida con un poco de sidra, excursiones al corazón de Picos de Europa, noches despejadas con luna creciente y muchas estrellas frente a un fuego, recorrido sobre una tabla de paddel por la costa llanisca y paseos conscientes por el viejo bosque.
Los habitantes del bosque en particular nunca olvidaremos este retiro y a este grupo de gente al que no conocíamos pero con el que compartimos el delicado momento que suposo la pérdida de uno de nuestros seres más queridos.
Gracias a todos los que aquí estuvisteis, apoyasteis este proyecto y nos ayudasteis entre todos a pasar este momento.
Gracias a Vir (ayudante improvisada que no pudo ser mejor) y a las hermanas Nita y Rosa que cuidaron del grupo en muchos sentidos y apoyaron en todo lo necesario,
Viva la sencillez en buena compañía rodeados de naturaleza!!!!!
Pero finalmente salió el sol en Asturias para iluminarlo todo…para permitirnos practicar al abrigo de los árboles y dejarnos llevar por su melodía silenciosa, pausada y antigua .
Fue increíble poder compartir esos días con todas las personas que asistieron al retiro , con los habitantes del bosque y la naturaleza. No solo a través de la práctica de yoga, sino también a través de las distintas actividades generamos una unión muy especial y cada uno dejó su impronta en los demás. Compañerismo, amistad y amor…Amor que es finalmente el motor de todas las cosas
Gracias Ruth y Carmen, por abrirnos las puertas de vuestras casas y cuidarnos tan bien; gracias Carmen por inspirarnos con tu arte hors de série …Gracias a todos mis compañeros por dejarme ver a través de sus ojos y por transitar a través de mi. Gracias a Virt por su sabiduría, por ser una compañía inestimable y por transmitirnos tu amor por la madre tierra.
Quería guardar mis últimas palabras para nuestra guía durante estos días de Retiro: Nita. Ha sido increíble aprender contigo; tu profesionalidad; ánimo y cariño nos motivaban cada día para avanzar en el camino del yoga y también para avanzar en nuestras vidas ya que el que más y el que menos, teníamos algo que dejar ir o mejorar. Sé que cada día que practique, con cada barrera que supere, lo haré contigo como referencia.¡Ya estoy pensando en la próxima!
No quiero dejar de mencionar a Rosa, pura luz y amor en el más amplio sentido.
Gracias también a Amélie y Beto por aguantarnos y sujetarnos cuando nos faltaba pie en la montaña; por acompañarnos todos estos días y por ser tan buena gente.
Una experiencia más que recomendable, única que repetiría sin pensar.
Ángela