Música árabe, olor a incienso, aires orientales … el Bosque Escondido abrió la puerta a la primavera y sorprendió a sus invitados con una acogedora jaima, colorida y alfombrada, lista para la conversación, el té tranquilo y la danza. Para celebrar el equinoccio, comida marroquí y vino riojano. De aperitivo de bienvenida, un curioso zaalouk de berenjenas, cocidas y aliñadas con limón, comino, aceite de oliva y pimentón dulce, con pan de pita y salsa de pepino khiyar bi laban. Ya en la mesa, sabrosos briwat de pollo cocido con cebolla y especias. Y después cous cous de las siete verduras, un festival con el intenso color de la cúrcuma. De postre, babouchas y m’smmens, dulces de almendra y crepes de harina de espelta con miel y mantequilla.
Y por la tarde, después de un paseo por el bosque, llegó la música, la fantasía y la sonrisa de Silvia García, apasionada del baile y creadora de Akhdar Danza en Gijón. Vistosos pañuelos de monedas en las caderas, grandes velos de colores, pasos, giros, golpes de ritmo con hombros, pecho, cabeza … pronto acompañados de las palmas de todos. Alegría oriental para el nuevo ciclo.